El Día de los Santos

¡Dios mío, qué solos

se quedan los muertos!

G.A. BÉCQUER, Rimas y Leyendas

                  Todo el mundo sabe que la noche de Santos a Difuntos los muertos regresan a casa para cenar. Desde hace siglos, los mestanceños han evitado este reencuentro estatua cementeriotapando con gachas las cerraduras de sus puertas. Además, para asegurarse de que ningún alma en pena entraba en sus hogares, solían embadurnar las fachadas con una pasta roja de arcilla. Esta tradición es una reminiscencia del libro del Éxodo. Durante la décima plaga de Egipto, Dios había ordenado a los hebreos marcar sus puertas con la sangre de un cordero. De esta forma, el ángel de la muerte no penetraría en sus casas para matar a los primogénitos. Otra de las costumbres de la noche de Difuntos era poner velas en las habitaciones menos frecuentadas de la casa. El pabilo iluminaba los muebles severos de la estancia vacía, resaltando la ausencia de los que habían vivido y ya no estaban. El blog Dextrangis destaca otra curiosa tradición: la de mirarse la sombra en la mañana de los Difuntos. Al parecer, si la sombra tiene adosada la cabeza, puedes estar tranquilo, pues no morirás en el año siguiente.

                  El mundo de los fantasmas y los espíritus errantes siempre ha estado presente en nuestro pueblo. Ya en el siglo XVIII existía la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio, cuyo cometido era sufragar misas y rezos para que las almas en pena encontraran la paz eterna. Pedro Almodóvar recogió en su película Volver (2006) la volvercotidianidad de los aparecidos en nuestra comarca. Cuando se estrenó en Puertollano, el director afirmó: “Es una película sobre la cultura de la muerte en mi Mancha natal. Mis paisanos la viven con una naturalidad admirable. El modo en que los muertos continúan presentes en sus vidas, la riqueza y humanidad de sus ritos hace que los muertos no mueran nunca”. El libro Mitología y superstición en la Mancha (2014) recoge varios testimonios acerca de aparecidos en nuestro pueblo. Ramona Sánchez afirmaba que “a su prima Antonia, que vivía en Mestanza, se le aparecía un primo hermano para que pidiera a la familia que lo trasladaran a la tumba donde estaban sus padres porque en la suya se sentía muy solo”. Basilio Limón contaba que “a su prima Luisa se le aparecía su abuela y le pegaba bofetadas y tirones de pelo para que cumpliera no sé qué promesa”.

                  El cementerio es el escenario donde, al menos una vez al año, los vivos honran a sus muertos. En el Día de los Santos, se mantiene imperturbable el rito de limpiar las cementerio 2lápidas y poner flores a los que se fueron. Las mujeres barren entre las tumbas mientras charlan. Echan las hojas al pasillo central. La vida y la muerte van de la mano. Hoy día la fiesta de Halloween se ha impuesto a la tradicional celebración del Día de los Santos. El nombre es una contracción del inglés All Hallows´Eve, en español “Víspera de Todos los Santos”. Su origen parece ser la fiesta celta de fin del verano llamada Samhain. El famoso “truco o trato” y las calabazas demoniacas han ido arrinconando, poco a poco, a las representaciones de Don Juan Tenorio y a los huesos de santo. Por este motivo, Halloween tiene muchos detractores. En mi opinión, ambas celebraciones son compatibles. Es sumar una fiesta, no dejar de celebrar otra. La asimilación de otras culturas es algo normal, necesario y beneficioso. En especial, Halloween es una fiesta que aporta alegría, diversión y pasar un buen rato con los amigos. Por si fuera poco, a los niños les encanta.

                  Nunca es un mal momento para divertirse.

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