Solana del Pino

          Tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), toda la serranía alrededor de la ermita medieval de la Antigua se fue poblando de caseríos. La zona pasó a ser conocida como 375“el sitio de La Vera” y comprendía los lugares de El Corchuelo, Eras Altas, Casas Quemadas y Solana del Pino. No fue hasta finales del siglo XVIII cuando los habitantes de estos caseríos aislados decidieron agruparse en el sitio de Solana del Pino, así llamado por un gran pino piñonero que existía en una huerta cercana. Hasta ese momento, según indica el Catastro de Ensenada (1751), se trataba de un lugar con quince casas diseminadas, sin orden ni formación de calles. El aluvión de vecinos motivó la construcción de una iglesia parroquial propia, que se consagró en 1791 en honor a la Inmaculada Concepción. Justo un siglo después, en 1891, Solana del Pino se independizó de Mestanza.

          La carretera que conduce de Mestanza a Solana del Pino cruza los bellos parajes que rodean al embalse del Montoro. Tras dejar a la derecha el volcán del Alhorín se asciende al puerto de los Rehoyos (980 m), donde las vistas del Valle de Alcudia son376 extraordinarias. El pueblo descansa en una ladera –una solana- de la sierra sur de Alcudia. Sus calles están salpicadas de antiguos pilares y lavaderos que recogen el agua de la montaña. La iglesia parroquial está en la plaza de Sierra Madrona, quizá el lugar más simbólico del municipio. En el centro de la plaza se erige la escultura de una cabra montesa. La cabra y el ciervo son dos animales emblemáticos de Solana del Pino, y como tales, blasonan su escudo de armas.

          Otra carretera conduce de Solana del Pino a la Basílica de Nuestra Señora de la Cabeza. Un recorrido extraordinario de 52 kilómetros a través de la naturaleza en estado puro. Enormes roquedales se elevan en las montañas. En sus fisuras y repisas, aparentemente inhóspitas, habitan multitud de plantas rupícolas de nombres sugerentes: enebros, codesos, dedaleras, clavelinas, uvas de gato y ombligos de Venus. Nada más comenzar la ruta, la capilla de San Antonio nos advierte de que estamos entrando en la las profundidades de la sierra: “Viajero, estás en Sierra Morena”. Un poco más abajo encontramos una casa tradicional de peones camineros, junto al puente del 390río Robledillo. El río discurre entre frondosos bosques de ribera. Los fresnos, adelfas, sauces y alisos impiden la penetración del sol. En sus prístinas aguas reinan la nutria y el martín pescador. Tras cruzar el puente aparece la mítica fuente de San Lorenzo, una parada obligatoria. El agua, fresca y clara, brota de la roca en la trinchera que se construyó para el paso de la carretera. Si tuviera que elegir una fecha para recorrer Sierra Madrona sería en otoño. Es la época de la berrea. Los ciervos realizan sus demostraciones de poder mediante berreos y luchas rituales. En la soledad de los montes, tan solo se escuchan sus bramidos y el crujido de las cornamentas al chocar. Los machos vencedores tendrán derecho a reunir un inmenso harén de hembras y marcarán el territorio hasta la pelea del próximo año.

 

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